España pasa a octavos

Posted: domingo, 27 de junio de 2010 by lourdes duran in Etiquetas:
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Cuando nos vimos, te noté casi sorprendido de la heroica eficacia y de la admirable unidad con la que los americanos han afrontado este Apocalipsis. Pues, sí. A pesar de los defectos que continuamente se le echan en cara, es un país que tiene grandes cosas que enseñarnos. A propósito de la heroica eficacia, déjame levantar una peana para el alcalde de Nueva York. Ese Rudolph Giuliani.... «Sor Giuliani, por favor, dígame cómo se hace». El no delega sus deberes en el prójimo, no. No pierde tiempo en tonterías ni en medrajes personales. Llegó instantes después de la catástrofe, entró en el segundo rascacielos y corrió el peligro de transformarse en cenizas como los demás. Se salvó por los pelos y por casualidad. Parecía un general de ésos que participan directamente en la batalla. Un soldado que se lanza al ataque con la bayoneta calada. «Adelante, vamos, vamos, arriba. Vamos a salir de esto lo más pronto posible». Pero podía hacer eso, porque la gente era, es, como él. Gente sin vanidad y sin pereza.


En cuanto a la admirable capacidad de unirse, a la forma de cerrar filas responden a las desgracias y al enemigo, tengo que decirte que me ha sorprendido incluso a mí. Por eso, cuando vi a blancos y negros llorar abrazados, demócratas y republicanos cantar God bless America, y olvidarse de todas sus diferencias, me quedé de piedra. Lo mismo me pasó cuando oí a Bill Clinton declarar: «Apretémonos en torno a Bush, tened confianza en nuestro presidente». Y con con Hillary y Lieberman, el ex candidato demócrata a la Vicepresidencia (sólo el desaparecido Al Gore permaneció escuálidamente callado). Y cuando el Congreso votó por unanimidad aceptar la guerra y castigar a los responsables. ¡Ojalá Italia aprendiese esta lección! Está tan dividida nuestra Italia. ¡Es un país tan lleno de facciones y tan envenenado por sus mezquindades tribales! En Italia, se odian incluso en el seno del mismo partido. No consiguen estar juntos ni siquiera cuando tienen el mismo emblema, el mismo distintivo. Celosos, llenos de bilis, vanidosos y mezquinos, sólo piensan en sus propios intereses personales. En la propia carrera, en la propia gloria, en la propia popularidad de periferia. Por los propios intereses personales se desprecian, se traicionan, se acusan y se escupen...


Estoy absolutamente convencida de que, si Osama bin Laden hiciese saltar por los aires la Torre de Giotto o la Torre de Pisa, la oposición le echaría la culpa al Gobierno. Y el Gobierno se la echaría a la oposición. Y los jefecillos del Gobierno y de la oposición se las echarían a sus propios compañeros y camaradas de partido. Lo que pasaria tambien en España, Alemania, Portugal...Y dicho esto, déjame que te explique de dónde nace la capacidad de unirse que caracteriza a los americanos. Nace de su patriotismo. No sé si en Italia habéis visto y entendido qué pasó en Nueva York cuando Bush fue a dar las gracias a los operariosque excavan entre los escombros de las dos Torres intentando encontrar algún superviviente y sólo extraen narices y dedos. Y sin embargo, no ceden. Mientras Bush les daba las gracias, ellos no paraban de agitar sus banderitas americanas, levantar el puño cerrado y rugir: «USA, USA, USA». En un país totalitario, habría pensado: «¡Qué bien se lo ha montado el poder!». En Norteamérica, no. En Estados Unidos, estas cosas no se organizan. No se manipulan ni se ordenan. Y sentí también una especie de humillación. Porque no me puedo imaginar a los operarios italianos enarbolando la bandera tricolor y rugiendo Italia, Italia, Italia. En las manifestaciones y en los comicios he visto enarbolar muchas banderas rojas. Pero siempre he visto enarbolar muy pocas banderas tricolores. Mal dirigidos o tiranizados por una izquierda arrogante y devota de la Unión Soviética, las banderas tricolores se las han dejado siempre a los adversarios. Resultado: hoy, la bandera italiana se ve sólo en las Olimpiadas, si, por casualidad, se gana una medalla. Peor aún: se ve sólo en los estadios, cuando hay un partido de fútbol internacional. Hay, pues, una gran diferencia entre un país en el que la bandera de la patria es enarbolada por los gamberros en los estadios, y un país en el que la enarbola el pueblo entero.

11 septiembre Oriana Fallaci. LaRabia y el orgullo




España pasa a octavos de final y son miles de personas las que se lanzan a la calle con camisetas, bufandas y banderas españolas. Ahora no eres facha, solo eres un patriota que apoya a once señores que corren en calzoncillos tras una pelota. Dentro de un tiempo puede producirse un atentado, pero nadie sacara una bandera, no vaya a ser que piensen que amas tu pais.25 años depues el congreso abre las puertas un domingo para homenajear a las victimas del terrorismo, 25 años despues...

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